Monday, March 16, 2009

NEGOCIACIÓN O DISPOSICIÓN DE LO AJENO.


Algunos años después, la misionera Verla Peterson, ahora casada y residiendo en los Estados Unidos, viajó con su esposo a Venezuela. Josefa, como hizo durante décadas, volvió a servirle a Verla y a su acompañante.


Al parecer, el propósito de ese viaje no era visitar a su antigua sierva incondicional, sino para comunicarle a Josefa que estaba decidida a vender la casa y entregarle parte de la venta. La misionera también le recomendó que se internara en un ancianato. Josefa se negó de manera rotunda y contundente a ambas propuestas. Ante esta actitud de Josefa, los esposos dialogaron y posteriormente le informaron a Josefa que todo permanecería igual. Por primera vez en la vida, Josefa nos comunicó algunos pormenores de su relación laboral con la misionera, así como la decisión de Verla Peterson de continuar las relaciones bajo el mismo acuerdo. Pasados otros años, Verla viaja nuevamente a Venezuela y como producto de negociaciones, en las cuales Josefa no tuvo ninguna participación, la misionera Elizabeth Camero de Artigas y su familia pasaron a vivir como arrendatarias en las propiedades de Verla y Josefa. Durante este viaje, a espaldas de Josefa, Verla Peterson tomó varias decisiones, entre las cuales estaban la venta de las casas, que aparentemente estaban a su solo y único nombre, incluyendo la entrega de Josefa, como parte de la negociación. Josefa no se enteró de lo que en ese momento aconteció con relación a las propiedades. En esa oportunidad hubo una disposición de unos bienes materiales, incluyendo entre los mismos a un ser humano con sentimientos, que tenía derechos y los cuales fueron violados de la manera más cruel. Es interesante hacer notar el hecho, que nunca se tomó en cuenta nuestra opinión con relación a Josefa, siendo los únicos familiares directos de Josefa, su hermano y sus cinco sobrinos. Sus tres sobrinas y dos sobrinos ya eran personas adultas, profesionales realizados, graduados, exitosos, casados, con alta solvencia moral y económica.


Para todos era incomprensible el aura de hermetismo, ocultamiento y misterio que rodeaba todo lo relacionado con Josefa. La información acerca de la vida de Josefa era escasa, confusa y dispersa. Como típica víctima de maltrato, Josefa ocultaba los elementos constitutivos del mismo, evadía su realidad y persistía en la glorificación de su maltratadora. Este síntoma es conocido como identificación con el agresor, típico de las víctimas de violencia doméstica. El aislamiento de sus únicos familiares directos, siempre fue una evidencia de que algo no funcionaba sanamente en la extraña relación de Josefa y la misionera evangélica Verla Peterson. La permanente sumisión, la ausencia de alguna divergencia y la conducta evasiva en cuanto a su relación con Verla, hacia sospechar que había algo mas que nosotros no conocíamos. Ahora, al conocer la real situación de Josefa, todos los elementos anteriormente ocultos dibujaban el verdadero rostro del abuso y esclavitud, los cuales Josefa Ramírez Muñoz sufrió durante décadas.